El caso de esta joven de Kentucky, que murió en su casa tiroteada por la policía, pasó desapercibido hasta que emergió el de Floyd.
Su madre, Tamika Palmer, estaba preocupada por la posibilidad de que su hija contrajera el coronavirus. Breonna Taylor, que quería ser enfermera, era una trabajadora esencial en ese momento en que en la pandemia iba cobrando virulencia y se expandía sin control.
“Asegúrate que siempre te lavas las manos”, le insistía Tamika a su hija. Jamás se le ocurrió pensar que el máximo riesgo para Breonna se hallaba en su casa.
Breonna Taylor es otro de los nombres que estos días se corea, junto al de George Floyd, en las manifestaciones de protesta a lo largo de Estados Unidos.
Este viernes habría celebrado su 27 cumpleaños. Murió en su apartamento de Louisville (Kentucky) el pasado 13 de marzo, después de regresar de su trabajo como técnica de emergencias médicas. Esta joven afroamericana recibió el impacto de ocho balas en una operación policial antidroga que plantea muchas dudas, y la certificación de que hay ciudadanos bajo sospecha simplemente por el color de su piel.
“Taylor era una heroína para muchos estadounidenses antes de que ellos lo supieran”, señala Jamil Smith en un artículo de la revista Rolling Stone .
“Desempeñaba dos trabajos como empleada de urgencias, dedicó su vida a ayudar para que las personas siguieran con vida. Era ese tipo de personas a las que el país aplaude y les brinda palabras de aprecio cuando al hacer el camino a su hogar observan sus uniformes y su cansancio”, añade.
Su defunción en el acto por esa lluvia de proyectiles no causó un revuelo mediático. La muerte de Floyd ha puesto sobre la mesa este asunto. Las marchas en Luisville se convocan en su nombre.
Ahora también en el de David McAtee, un afroamericano conocido como YaYa o el Hombre Barbacoa . Su establecimiento era muy popular. La policía y la Guardia Nacional abrieron fuego el 1 de junio durante las protestas: vulneraban el toque de queda. McAtee figura en la lista de entorno una decena de difuntos en las concentraciones contra la brutalidad policial de estos días.
La familia de Breonna Taylor presentó una demanda antes de que arrancara este malestar nacional. Es una descripción sobre una muerte injusta, un uso excesivo de fuerza y negligencia grave, según ese documento.
Del relato se desprende que la operación era innecesaria y se convirtió en una redada policial fallida por mal ejecutada.
Vestidos de paisano, los agentes Jonathan Mattingly, Brett Hankison y Myles Cosgrove llegaron al complejo de apartamentos sobre la una de la mañana con una orden de registro.
Aunque algunos afirman que el objetivo de la acción consistía en localizar a Jamarcus Glover, un presunto traficante de drogas. Sin embargo, a esa hora ya estaba detenido. Taylor había mantenido relaciones con Glover hacía un par de años, pero no mantenían la amistad, explicó Sam Aguiar, abogado de la familia.
Otros sostiene que la operación se produjo por la sospecha de que el piso de Taylor se utilizaba como un lugar en el que Glover recogía paquetes . El letrado Aguiar aseguró que esta situación era una búsqueda inútil.
Según la policía, antes de entrar llamaron a la puerta y se identificaron. Ni Kenneth Walker, novio de Breonna, ni los vecinos recuerdan que se produjera ese anuncio antes de la irrupción de los agentes en el apartamento.
Walker, que tenía permiso de armas, siempre a partir de la demanda de la familia, disparó al pensar que unos intrusos intentaban acceder al domicilio. Hirió a uno de los policías (Mattingly), cuestión por la que imputan un intento de asesinato.
Los agentes replicaron con una ronda de veinte disparos, que volaron al azar entre la estancia de Breonna y la contigua, donde había un niño de cinco años y su madre embarazada. Tuvieron suerte de que ninguna bala les tocó.
“Breonna no había cometido crimen alguno, no representaba un peligro para la seguridad de los agentes, ni se resistió activamente o intentó evadir su arresto, pero resultó tiroteada repetidamente”, indica la denuncia.
Los tres investigadores se encuentran asignados a tareas administrativas. Sin embargo, ninguno ha sido imputado y ni siquiera hay una investigación sobre su actuación. Tom Wine, el fiscal del condado de Jefferson, se ha recusado al llevar la indagación contra Walker, iniciada sin demora, haciendo caso omiso a su versión de que sólo respondió en defensa propia.
Numerosas personalidades púbicas y figuras políticas han reclamado que se proceda con la revisión de “todos los hechos que llevaron a la muerte de Breonna”.
Pero aquí no hay un vídeo como el de Floyd, que le ha permitido hablar después de muerto.