NUEVA YORK – El 21 de diciembre, el cielo vespertino sobre el hemisferio norte trató a los observadores de estrellas y los maravillados de la fe cristiana como un fenómeno único en la vida, ya que los dos planetas más grandes del sistema solar parecían encontrarse en una alineación celestial que los astrónomos llaman el “Gran conjunción”. Este raro evento tuvo dos factores principales que combinados lo hicieron muy especial. Tan especial, que la última vez que ocurrió fue hace casi 800 años. El primer factor fue la convergencia de las órbitas…
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